Y vino el golpe: un grupo de neonazis nos secuestró durante cuatro horas en un furgón de color oscuro. Todo ese tiempo nos pegaron con laque -goma y fierro-. Luego, el grupito ése nos echó al exilio.
Hartos años después, cuando volvimos a Chile me encontré con algo que llamaban computación. ¡P'tas el cambio pa' grande, Hombriii!
Igual, me puse altiro a aprender de a poquito, y comenzó a gustarme la cosita... Me gustó la computadora porque computa.
Y vino la segunda patita: Internet. Como mi papi quería comunicarse con los chilenos en el exilio y yo quería comunicarme con las chilenas en el exilio, nos pusimos de cabeza a juntar ladrillos pa' construir una "página" que, al final, le pusimos "El blog del Mate". Mi viejo está convencido de que el importante es él, pero no tiene idea que yo soy el primer bailarín; él cree que soy tonto; yo le doy la razón, total, no soy tonto.
Y la chaqueta nos quedó grande: Todavía no le agarramos la hebra a la madeja, por eso, yo me mando muchos condoros, y los que se manda mi viejo me los pasa a mi cuenta.
Bueno... todo lo que les he contado es porque ¡Me está costando mucho!
A veces "subimos" mis arduos trabajos y las escasas colaboraciones de mi progenitor, y el tamaño de las letras de los textos que publicamos aparece muy chica, difícil de leer, como la de los documentos de créditos de los bancos, pa' que no nos demos cuenta que nos están pasando por ahí.
P'tas-me digo-: ¡otra vez no le achuntamos!
Perdonen, ¿Ya? Les prometo que la próxima lo haremos mejor, sin abusar de la gran ayuda de Renán y Francisco. Mañana seguimos (el viejo está durmiendo). Yo también me voy a mi cama, de media plaza.
Un abrazo,
Un grande amigo y compañero,
El Enano perverso y seductor.
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